FELICES VACACIONES
por: Antonio Salas Casado
por: Antonio Salas Casado
Iglesia de Camargo |
Nuestras historias vacacionales son,
además de variadas, muy interesantes y enriquecedoras por los testimonios de
vida que encierran y que invito a mis compañeros a sumarlas a este recuento
para que volvamos a recordarlas y quizás a servir de modelo para los jóvenes
actuales.
Iglesia de Villa Abecia |
Las Carreras |
Las uvas |
En otra vacación y siguiendo con
inclinación cristiana decidimos irnos de vacaciones a los valles de Cinty para
apoyar a un curita de pueblo que había por esos lares, propusimos nuestro
proyecto al superior del convento, logramos convencerlo que nos preste una
proyectora de diapositivas que tenía y que funcionaba con lámpara de querosene y después de conseguir que el padre Camilo
nos aceptara, así lo llamaremos porque no recuerdo su nombre nos fuimos a los
valles de Cinty, empezando por Impora. Las Carreras, Villa Abecia, La Torre, Camargo
y otros poblados menores, nuestra misión evangelizadora consistía en cantar la
misa gregoriana en latín, la sabíamos muy bien y además Carlos (Vargas Narvaes)
tocaba muy bien el órgano, los que éramos un desastre éramos el resto que conformábamos el coro, pero como
cantábamos en latín disimulábamos muy bien.
Nuestra expedición resultaba muy
beneficiosa para todos, para el padre Camilo porque cobraba más por sus misas
cantadas y para nosotros que teníamos un mes de vacaciones pagadas. Por las
noches dábamos catecismo, un poco de historias de la biblia y luego las muy
conocidas tiras cómicas de PinPin y Perlin , Blanca Nieves o los Músicos
Cantores que aún hoy todavía deleitan a grandes y chicos.
Demás está decirles que esas sesiones de
cine constituían todo un acontecimiento
en esas poblaciones vallunas, todos asistían, grandes chicos, y sobre todo las chicas
alucinadas por los “jóvenes seminaristas” recién llegados.
En cada poblado tuvimos anécdotas
interesantes como aquella de Villa Abecia, llegamos a un alojamiento y nos
dijeron que sólo tenían una pieza con 3 camas libres, las tomamos, éramos 4,
pero la pieza en cuestión tenía 4 camas con cujas de caña hueca, Elías, el más
avivado de todos nosotros saltó sobre la que parecía más cómoda y nos dormimos
prontamente porque teníamos cansancio acumulado.
Después
de unas horas de sueño llegó el dueño de la cuarta cama, era un
estudiante que venía de Argentina, donde seguramente que gustó mucho de las
sabrosas parrilladas argentinas porque tenía un cuerpo muy voluminoso y sin
ningún protocolo sacó a Elías de su mullido lecho, él tuvo que buscar quien lo
acoja, al amanecer del día siguiente muy temprano mi hermano Carlitos se
despertó y vio ese enorme bulto en lo que él creía era la cama de Elías y le
grito ¡ Oye bruto, que comiste que te hinchaste tanto?! ; el aludido se sentó
en la cama y quiso tragarse a Carlitos con una mirada que lanzaba rayos y
centellas, al ver a semejante monstruo desconocido, Carlitos pensó que Elías se
había condenado y santiguándose lo más rápido que pudo se hundió en su cama.
En todo ese recorrido conocimos a gente
muy simpática y amena, campesinos que nunca habían salido de su territorio y
que por primera vez escuchaban el órgano o armonio de sus iglesias porque no
recordaban haberlo oído antes, decían como será de lindo el cielo si mi capilla
es tan chura en una misa cantada; lo que ignoraban era que para que ese armonio
sonara tuvimos que soplar y resoplar varias horas antes para que salgan
ratones, arañas y otras alimañas que tapaban los tubos.
Cumpa Alberto Salinas Buitrago en La Torre por los 60s |
Caminando por esos valles, a ratos a pie
y otros andando como solíamos decir, llegamos a la Torre, un pintoresco
pueblito también de cerros colorados aunque no tan lindos como los de Tupiza.
En la Torre nuestro compañero de curso, el cumpa Salinas nos decía tener
parientes, pero en esa ocasión no
encontramos a ninguno, fuimos también a los viñedos de la finca de los
Altamirano en Impora o por el lado del Peral y San Juan, a las fincas de otro
compañero, Daroca, que estuvo con nosotros en algunos cursos de colegio, para
entrar o salir de sus fincas había que hacerlo a pie o a caballo, no había
camino y como buenos chicheños optamos por lo segundo, a mi me toco un caballo
muy testarudo y sin montura, iba por donde se le antojaba porque yo no era buen
jinete y después de unas 2 horas de cabalgata, montado al pelo, me bajé del
cuadrúpedo como Pecos Bill con las piernas arqueadas y sin poder sentarme por
una semana.
JINETES DE PURA CEPA
JINETES DE PURA CEPA
Pecos Bill,el vaquero más valiente que existió |
Nota -Fotografías de las iglesias y de los jinetes de pura cepa extraídas de la red .