domingo, 22 de abril de 2012

Después del 62-A LAS PUERTAS DE LA U


A LAS PUERTAS DE LA U                           Escribe : Antonio (Pocho ) Salas Casado





Los años felices de colegio ya se nos iban acabando, pronto sería nuestra promoción y de ahí todos esperábamos poder postular a la universidad, sin embargo ese sueño dorado tenía tremendas pesadillas para nosotros, por varias razones, en primer lugar éramos estudiantes de provincia y si bien muchos otras promociones anteriores a la nuestra ya se habían abierto camino pensábamos que los años de clausura escolar que habíamos atravesado, en cierto modo tendrían que haber afectado nuestra preparación y el mote que nos tildaban de bachilleres de cupo* haría que los examinadores de ingreso a la U serían más exigentes con nosotros, por ello optamos por prepararnos autodidácticamente para el examen de ingreso.
Ahí despertamos a nuestra primera desilusión, no todos iríamos a estudiar lo mismo, eso era lógico, pero hasta ese momento no habíamos pensado que nuestro grupo de futuros bachilleres habría de desintegrarse y recién comprendimos porque se ponían tan tristes las promociones anteriores a la nuestra cuando en el acto de clausura les tocaban el vals del adiós de Schuberth.
Como fuera, había que encarar la realidad y ponerse manos a la obra, de modo que en las vacaciones de quinto año nos reunimos los que querían estudiar ingeniería, creo que éramos unos 12, conseguimos los prospectos de admisión que editaba la Universidad Tomás Frías de Potosí, y empezamos a preparar cada uno de los temas, ¡ Qué horror ¡, habían muchísimas cosas que no habíamos estudiado en colegio, no sé si por las continuas clausuras del año escolar o por lo que fuera, en Mate andábamos bastante bien, es que teníamos al Profesor Canseco que era una fiera y nos exigía bastante, pero en trigonometría y geometría estábamos casi cero al cociente.
No nos quedaba otra, teníamos que ser autodidactas y empezar a estudiar en grupo, nos reuníamos en casa de cada uno, la mayor parte de las veces en la de Pochi, que tenían un amplio corredor donde cabíamos todos y además había toddy con tostadas y dulce de tomate que preparaba su mamá, creo que esa parte era lo mejor de nuestras reuniones.
Así fuimos enterándonos del teorema de Pitágoras, de las funciones trigonométricas de seno, coseno y toda su parentela y lo divertido que era construir sus representaciones gráficas. La Geometría no me entusiasmaba mucho, parecía muy complicada, quizás porque no encontrábamos claramente la importancia de sus aplicaciones, fuera de hallar superficies y volúmenes, lo que resultaba más divertido era construir los cuerpos geométricos partiendo de sus formas desarrolladas, eso se parecía a los juegos para armar que en esa época se publicaba en Billiquen, una revista escolar que nos llegaba semanalmente de la Argentina y que servía de mucha ayuda para nuestras tareas escolares.
Hay que recordar a los jóvenes de hoy que en nuestra época no había Internet, ni wikipedia o Tarea fácil, donde encontrar casi resultas las tareas de colegio, no señor, en esos tiempos había que ingeniárselas para conseguir información o un dibujo bonito de un esqueleto o un insecto, pero eso tuvo su lado bueno, muchos de nuestros compañeros desarrollaron gran habilidad para el dibujo.
Pero volvamos a nuestros cursos, los prospectos de la Tomás Frías estaban muy detallados de lo que se necesitaba saber, el problema era conseguir las lecciones para estudiarlas, de modo que tuvimos que buscar textos escolares que nunca habíamos visto en colegio, no habían los textos escolares que hoy se dan en los colegios no existían los libros de la colección Santillana ni nada que se le parezca, a lo sumo Baldor en mate trigo y geometría pero ya era un buen comienzo. Algo que quizás sea bueno señalar es la necesidad de comparar el prospecto de admisión de la UTF de los años 60 con los actuales y ver si después de 50 años mejoró o empeoro la calidad de la enseñanza después de tantas reformas de la educación, eso en las puertas de una nueva reforma educativa que priorizara la enseñanza técnica en vez del bachillerato humanístico, procurando enseñar habilidades mas prácticas como carpintería, mecánica, electricidad, cosa que ya se enseñaba en el Suipacha en la década del 60, nosotros no tuvimos esos cursos pero los que estaban un año por debajo nuestro ya los pasaban, lamentablemente el Estado no pudo sostener el costo que significaba tener un plantel adicional de profesores para esas especialidades y esa reforma educativa se fue al tacho.
Cuando terminamos el sexto curso de colegio y nos preparábamos para ir a la U, surgieron nuevos problemas, no todo el grupo iría a Potosí, Tavo preparaba maletas para la Argentina, Carlos se iría a Oruro, y los más entusiastas se iban a quedar en casa porque la crisis económica de los años sesenta apretaba fuerte en los hogares de las familias tupizeñas.
Del grupo de 12 quedamos 6 que finalmente partimos a los cursos vestibulares de Potosí, nos fuimos llenos de ilusiones pero con el corazón roto, dejábamos atrás a los amigos de siempre, al toddy con tostadas, a la rica fragancia de las chacras de de Chajra Wasy, y a las mamás en la casas solariegas tan tristes y apenadas viendo cómo sus queridos hijitos empezaban a abandonar el nido y levantar vuelo.
Viajábamos en un bus amarillo del Ferrocarril Brillazón Atocha, que poco antes había tomado la iniciativa de diversificarse al transporte por carretera y a poner unos moto-carriles de pasajeros adaptando buses para circular sobre la línea férrea, lástima que la iniciativa durara tan poco, porque pronto tuvimos que volver a viajar en camión desde y hacia Potosí por los polvorientos caminos que teníamos en esos tiempos.
Como no podía ser de otra manera, aprobamos el examen de ingreso superando en nuestro rendimiento a estudiantes de la capital y de los colegios privados que ya por esas épocas existían en Sucre, Cochabamba y en Potosí incluso, y nos enteramos que en realidad estábamos ratificando el buen prestigio que habían construido los que nos antecedieron en sentido de que los bachilleres del Suipacha estaban bien preparados y que para el estudio eran bien machos como fueron machos los bravos chicheños en las candentes arenas del Chaco.
Festejamos nuestro ingreso a la U con mucha algarabía porque ese año gritábamos a pleno pulmón BOLIVIA CAMPEON, habíamos salido campeones sudamericanos y por si fuera poco también aprobado los exámenes, y nosotros casi que no nos habíamos enterado, absortos como estábamos en rendir nuestros exámenes de admisión a la Universidad. En los años 60 el país atravesó un período de crisis y racionamiento, para poder abastecer a la población se establecieron libretas de familia con asignación de cupos para adquirir determinada cantidad de harina, azúcar, carne etc; de ahí surgió el
termino bachiller de cupo porque el gobierno clausuraba el año escolar varias veces ante las crisis que

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